lunes, 3 de mayo de 2010

De libertades y juicios

"Rara temporum felicitate, ubi sentire quae velis, et quae sentias, dicere licet" (Cicerón)

Pasaron unos días, y, según era previsible, el "juicio público" a los periodistas que simpatizaron y colaboraron con el "proceso de reorganización nacional" no tuvo efecto alguno, y, lo que era menos previsible, mucho menos repercusión de la que debiera.
Acostumbrados como estamos los argentinos de ser bombardeados con temas que se solapan entre sí, también nos habituamos a no hablar hoy de lo que pasó ayer. Y algunos nos hacen mirar a lo que pasó en el "proceso" (y es muy necesario hacerlo, de por sí) justamente para olvidarnos de lo que pasa hoy, o ayer nomás.

La parodia de juicio, en la que se mezclaron indiscriminadamente notorios golpistas con simples opositores e incluso (y no da risa por lo trágico que si no), a una miembro de la CONADEP; llevada adelante frente a fotos y carteles (que bien sabemos, no se defienden) y sin siquiera una parodia de defensa (lo que lo hubiera transformado en una obra de teatro), es simplemente lamentable.
Lamentable porque el juicio público, algo muy caro a las izquierdas vernáculas, lo fue también a las derechas europeas del siglo XX.
Lamentable porque es lo contrario (en el modo en que se realizó) de la verdadera búsqueda de la justicia.
Lamentable porque un juicio sin defensa (que NO es un juicio) fue justamente lo que tuvieron los hijos de quienes promovieron esta parodia.
Lamentable porque parece haber sectores que poco aprendieron de nuestra historia y mucho de sus perpetradores.
Y lamentable, finalmente, porque esto tuvo el aval, expreso o tácito, desde el poder.

Sin ese aval, esto no pasaría de ser una anécdota, aún con una carga preocupante, pero nada realmente peligroso.
Con su aval, insisto, tácito o expreso, se agrava el marco, porque el clima enrarecido, que incluye afiches anónimos, aprietes en la Feria del Libro, y una declaración explícita del ex-presidente que ubica al periodismo en la oposición.

Contrasta con declaraciones presidenciales acerca de la libertad de opinión que reina en el país, y que fueron pobre excusa para camuflar el aval tácito al juicio del jueves.
Si hay libertad de expresión, hagámosla real. Es cierto, cualquiera puede decir lo que desee y piense, pero no todos se ven libres de ataques cuando lo hacen.
La libertad de expresión es, como mucho, relativa.
Hoy es el Día Mundial de la Libertad de Prensa y Opinión. Será bueno que no sólo se pueda "decir lo que se desee" como titula Cicerón, sino que se respete en verdad el Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que dice:

"Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión."

No hay comentarios:

Publicar un comentario